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Sin libertad: ¿quién respira?

Han sido días interminables desde el 14 de abril. La dictadura no sólo nos arrebató unas elecciones, nos arrebató el aire. No obstante, hemos de seguir. No sé cómo, pero debemos superar la asfixia. En mi caso, escribir, como sea, donde sea, a veces bien, a veces mal, a veces escribir a secas, pero escribir para que la voz perviva, para que la lucha por la verdad sea evidente, para que nuestros gritos de angustia y desesperación aturdan a los depravados que nos rigen. Escribir, porque mientras nuestro aliento sea capaz de empañar un vidrio tenemos fuerzas suficientes para alcanzar la libertad, y eso haremos entre todos: alcanzarla.

 

Vuelo, escribo desde el cielo, estoy en un avión, viajo a París. ¿Voy para la ciudad luz a recuperar el aire? No lo creo. El estrangulamiento lo llevamos clavado en el alma, no hay qué lo cure. El aire volverá cuando veamos la patria liberada. Sin libertad ¿quién respira?

 

La caída de Mario Silva

El espejo roto

Me planto frente a un espejo. Deseo reconocer en mi rostro la Venezuela que hay en mí: comprender las heridas, cicatrices, lágrimas, aliento y asfixia de mi pueblo.

Escudriño frente a mí mismo. No logro descubrirme, veo una figura empañada y borrosa. No sé si es la opacidad o la penumbra lo que perturba mi visión de lo que soy -de lo que somos- como venezolanos. La Venezuela que hay en mí se evapora.

Me desespero, nos desesperamos, porque no soy sólo yo quien busca la esencia gloriosa del bravo pueblo y no la encuentra. Somos la mayoría.

Me gana la impotencia y la rabia, lanzo una pedrada sobre el espejo y estalla en pedazos. Una triza alcanza mi frente, que ahora sangra. Vuelvo mi mirada sobre los escombros y logro divisar, ahora sí, en cada fragmento del espejo roto una parte de la estallada y sangrante Venezuela.

Y comprendo: somos un pueblo partido en pedazos, que sangra su vergí¼enza.

Carta urgente a Armando Briquet

Estimado Armando:

No tengo que reiterarte mi amistad ni mi reconocimiento por el enorme esfuerzo que han desempeñado en estos días y por los éxitos que hemos cosechado debido en gran medida a su liderazgo político. No puedo tampoco desconocer que el país ha llegado a un buen término para liberarnos de la tragedia histórica chavista gracias a su empeño y entrega. Eso no está en duda, tampoco nuestro afecto porque durante todos estos años nos hemos topado y reconocido en la brega de la resistencia y la procura de libertad y democracia para Venezuela. El reconocimiento y el afecto son personales y ellos están ahí formando parte de la convivencia que nos agrupado en este siglo.

 

Esta carta urgente no tiene que nada ver con lo que ya sabemos que ha ocurrido ni con la fraternidad conocida, esta carta es una consideración crítica, razonada y no personal, que responde un artículo firmado por ti que aparece publicado hoy en el diario El Universal.

El madurismo aniquila al chavismoé

Escribir desde la ira

La semana pasada escribí desde la ira. Hacerlo me curó de un hartazgo y me redimió.

Mi artículo Rodríguez Torres o la mafia boba fue polémico, especialmente entre amigos. Aunque la mayoría celebró mi empujón verbal al policía del régimen, hubo quienes me recomendaron bajar de tono. Temían que mi vida corriese peligro.

En la lucha no violenta hay que correr y asumir riesgos, uno desafía el poder dictatorial. Si me ocurriese algo en el futuro ya sabemos quien es el responsable, pero eso es lo de menos. Hemos alzado la voz y hemos desafiado a la mafia boba.

Ese sólo gesto nos libera.

Rodríguez Torres: el mafioso bobolongoé

 

€œLas malas palabras estallan como soles atroces€

Octavio Paz

 

El arco o la lira

Dos utensilios semejantes con usos diametralmente distintos.

La lira, un instrumento musical de cuerda que, como el arpa, emite un sonido poético que serena el alma. El arco, un instrumento guerrero cuya cuerda lanza una flecha y frustra el alma.

Fue el poeta mexicano Octavio Paz quien en su ensayo El arco y la libra concilió los dos utensilios diferenciando sutilmente su uso.

La lira causante de armonía y elevación, de vida; el arco (y su flecha) causante de dolor y caída, de muerte. Tan semejantes y tan distintos.

Video acusandome de conspirador – Planes de conspiración en 2010 y 2012

Esto fue ayer. Quien aparece en imagen es Rodriguez Torres, pese a ser un bobolongo, es el Ministro del Interior del usurpador Maduro y ex Director del Servicio de Inteligencia hasta hace pocas semanas. Aunque no lo crean, me acusa de haber organizado la «Fiesta Mexicana». Supuestamente yo era la …

La rinoceronta, el orangután y otros maduristas

El hacha

Me guardo en mi refugio. Necesito silencio. Tanta estridencia, tanto mordisco y garrotazo exigen gerenciar la ira. Respiro hondo, como una fiera atrapada, la ira -la mía, quiero decir- salta contra las paredes del teclado y sacude los bordes de la página en blanco, agarra por el cuello a la conciencia y le dice: ¡despierta! Todos los días nos estremece una nueva infamia. Hay que resistir. Pero por ser políticamente incorrecto, nadie se atreve a responder, como merecen, a los salvajes que agredieron la humanidad de Venezuela esta semana. A veces, el insulto es lo más humano.
 
¿O no somos humanos?
 
Respiro hondo otra vez y cuidadosamente limpio el hacha de mi palabra, afilo las puntas de las metáforas y comienzo mi propia tángana.
 

La rinoceronta: Nancy Ascencio

Es poco o nada lo que se puede agregar a lo dicho sobre el perjuicio que significa para la pseudo democracia venezolana, los recientes hechos de violencia que la animalia madurista generó en el seno de la Asamblea Nacional.

La hora urgente de la rebelión

Estambul: bordado de civilizaciones.

En medio de un insomnio terrible y de mucha ansiedad escribo esta nota desde Estambul, la ciudad misteriosa que abrigó en su seno a tres grandes imperios: el Romano, el Bizantino y el Otomano. Estambul no es como París una ciudad lujuriosa, es más bien una ciudad bordada en largos y sucesivos quejidos. Uno recorre sus calles y sus mercados entre suspiros y lamentos. Es hermosa por enigmática. Una ancha y vivaz alfombra trenza sobre ella a la cultura de Oriente con la de Occidente, las borda. Uno respira ese tejido diverso y lúcido a cada paso. Es fascinante y conmovedor vivirlo. Quizá Estambul es la única ciudad del mundo que logré este bordado de civilización con tanto esplendor y desconcierto. Atribuyo los quejidos que parecen dispersarse por doquier a las largas luchas que aquí se vivieron. Ese estirado dolor que nos causa pelear con un hermano, un dolor que no cura, que nos agobia y sofoca, que nos desvela.

 

Bordar otra Venezuela

Mientras me paseo por las calles de Estambul, aturdido por las noticias de Venezuela, pienso inevitablemente en dos palabras que forman la esencia de la humanidad: resistencia y rebelión. Palabras proféticas y románticas, pero crudas en su realidad y desgarradoras en la experiencia. Ante el fraude y el cinismo instaurado por Maduro, ante la traición y renuncia frente a los cubanos, no tendremos otra opción que la resistencia y la rebelión. Esas palabras se clavan hoy en nuestro espíritu y nos empujan con ímpetu. Resistir, me digo, como lo hizo Cristo, para bordar otro país con nuestro sacrificio. Resistir, pese a las heridas y la angustia, para bordar otra Venezuela. La resistencia y la rebelión son nuestro trabajo de parto histórico.

«Maduro; Bufo y Patético»: Tovar Arroyo

En entrevista para la Otra Opinión Radio, Gustavo Tovar Arroyo, uno de los líderes de la oposición venezolana, habló de las exiguas credenciales y talento político del nuevo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

 

Y es que, luego de la campaña electoral más breve de la historia /»y quizá una de las más sucias de los tiempos modernos/»; después de una crisis post electoral que costó la vida a ocho personas; y en medio de un proceso de recuento de votos, el «hijo de Chávez» /»como se hizo llamar/», asumió esta tarde, el mandato de Venezuela.

 

Capriles en el laberinto electoralé

I


No será una lectura fácil, lo advierto. Como la tragedia histórica que vive Venezuela, este suelto está cargado de extravagancias, alegorías y mitos.


Pienso que una nación sumida en un monumental absurdo como Venezuela necesita imaginación para interpretarse a sí misma. Además, no puedo desenvainar mi hacha para abrir camino a mis ideas en cada entrega. A veces hace falta la pausa, detenerse al borde del inmenso abismo y ver el ancho horizonte para soñar.


Este escrito es eso: un sueño y, en cierta medida, una figuración mitológica.


Me disculpo de antemano si alguien se sintiere ofendido u ofendida. Mi excusa es sencilla: uno no controla sus sueños, mucho menos sus pesadillas.