Yo confiesoé (primera parte)
€œMi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma.
Que se atrevan a llevarme a los Tribunales
y que me juzguen públicamente.€
Emile Zola
Este artículo lo publiqué hace algunos meses. Respondía a las primeras acusaciones que vertía sobre mí el jefe de la mafia boba del chavismo, Miguel Rodríguez Torres. No sé si su fastidiosa reiteración o mi €œsuave€ reincidencia obligan a publicarlo de nueva cuenta. Lo reproduzco intacto. Verán que no ha cambiado mayor cosa: él insiste con la misma babosada conspirativa; yo me confieso otra vezé
I
Después de un silencio calculado he decidido responder a las acusaciones que han caído sobre mí como uno de los focos conspirativos de Venezuela. Era necesario esperar que la necedad y estridencia se disiparan. En medio de los lloriqueos amanerados de las doñas revolucionarias es difícil expresarse. Chillan y aturden, apagan con su histeria.
Calladas las hienas chavistas, me pronuncio. Me haré eco del célebre Yo acuso de Emile Zola, sólo que en mi caso yo no acusaré, yo confieso.
Ante las evidencias (Aponte Aponte y Mario Silva) es inútil que yo acuse (como Zola), ellos llevan diez años acusándose y ventilando su putrefacción y miseria.
Yo sencillamente confieso que no soy nada de lo que ellos son, es decir: golpista, asesino, narco, corrupto, traidor o esclavista, y si en su configuración moral no Ser como ellos es un delito debo confesarme públicamente que soy culpable del chavismo.
¿Y tú?