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Carta triste a una madre de Venezuela

@tovarr a @Chelabp 
Publicado en http://resistenciav58.wordpress.com Mayo 26, 2014 en Politica

A Gisela Berrizbeitia

€œEl idioma del agua fue enterrado€ Neruda

El luto

Debo agradecer con humildad las manifestaciones de solidaridad y apoyo de estos días.

 

Sé que vivimos tiempos asfixiantes, estamos advertidos y preparados, pero a veces la maldad del madurismo rebasa lo previsible, sólo a veces.

 

Pronto relataré lo que ha ocurrido, Venezuela debe conocer quiénes son los verdugos y hasta dónde han llegado.

 

Me resulta muy difícil escribir desde la negrura fúnebre, pero debo hacer el esfuerzo.

Miguel Rodríguez Torres, asesino en serie

El asesino en serie (serial killer)

En criminología existe una vaga diferencia entre dos términos que se acercan y mezclan: el asesino en serie y el asesino en masa.

El asesino en masa es aquel que comete en un solo acto, exorbitado pero con cálculo, el asesinato de dos o más personas por el simple placer psicológico de hacerlo. Por lo general se suicida luego de cometer su crimen.

 

El asesino en serie es quien asesina también a dos o más personas pero en diferentes actos, proyectados en un lapso de tiempo prolongado. A diferencia de lo que se suele pensar, el asesino en serie y el asesino en masa no se distinguen entre sí por el numero de muertes causadas, sino por el tiempo que transcurre en sus actos mortales.

Gustavo Tovar Arroyo sobre acusaciones del Gobierno

Gustavo Tovar Arroyo, defensor de los Derechos Humanos y acusado por el oficialismo de ser la €œmente brillante€ detrás del supuesto plan de derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro, conversó para CNN donde explicó los últimos acontecimiento que lo han colocado como objetivo principal del ministro de Justicia y Paz Rodríguez Torres.

 

El abogado, quien se encuentra residenciado en México, cataloga las acusaciones del Gobierno de €œridículo y lunático€. €œEs demencial totalmente€. €œTodo el mundo se burla de las acusaciones, es demencial lo que se dice sobre mi. Sinceramente no se cómo razonar esas acusaciones tan estrambóticas. No tienen asidero con la realidad, yo no tengo habilidad para hacer una conspiración€, apuntó.

La patria eres túé

€œPatria son tantas cosas bellas€

Rubén Blades

 

Las bases políticas del desprecio

Hugo Chávez en vida cacheteó, pisoteó, amordazó y torturó a Venezuela; para que no quedará ninguna duda sobre su monumental coñaza a la patria -y como burla póstuma- nos legó a Nicolás, su amado.

 

Chávez era un cínico, siempre lo fue. Despreciaba a la patria, su rencor era superior a cualquier sentimiento noble que alguna vez pudo tener por ella.

 

He pensado mucho en él a raíz del €œdiálogo€. Ver conversar a la cuarta y a la quinta repúblicas, verlas abrazarse, entenderse, pactar, negociar, me resultó muy didáctico. Lo comprendí todo.

 

Lo cierto es que si el diálogo funcionara el chavismo dejaría de ser chavismo, por eso fracasará sin lugar a duda: está fundado sobre las bases políticas del desprecio.

La Venezuela crucificada y su resurrección

Viernes nada santo

Las estrepitosas -por represivas y salvajes- imágenes delvía crucis que vivió nuestra juventud el día de ayer mostraron cuan desbaratada está nuestra sociedad.

El chavismo ni siquiera respeta los ritos más sagrados de nuestra cultura.

 

Todo lo pisotea, todo lo demuele. Están empeñados en que no quede piedra sobre piedra, están empeñados en flagelar nuestra dignidad.

 

Siguiendo el despiadado mandato de los Castro desean desolarnos, para sus fines de control y subsistencia tienen que arrasarnos, tienen que hacernos sus mendigos. No hay clemencia. Nos escupen, nos insultan, nos clavan un puñal en las costillas, añoran nuestro desangre.

 

En manos del fariseísmo chavista y de los cubanos, Venezuela es una nación crucificada.

¿Resucitará?

El circo o la rebelión

El Poeta

La dulzura es la más bellas de las valentías y en un país donde algunos de sus políticos han claudicado sus corajes, un poeta debe usar su dulce voz para reivindicarla.

 

Un poeta, como su pueblo, siente. Sí, siente e intenta expresar ese sentimiento con unas palabras que ansía logren adornar sus iras o sus amores.

Dije «adornar» porque estoy consciente de que la arrechera popular no tiene adornos, no puede tenerlos, está ahí en el centro de nuestro pecho, palpita, suda, nos hace temblar y nos asfixia sin decorados.

Perdonen la insistencia rítmica -e hiperbólica- pero debo encarecer este punto poético: la arrechera popular está en la calle sin decorados, hace largas colas, suda, tiembla, se esconde para no ser víctima de un crimen, llora sus muertos, mientras la momificación se sienta a debatir sobre la Nada con la perversión -ambas acomodadas, regordetas y pulcras- durante largas horas, no en una larga fila parados ni acalorados, sino sentados y con aire acondicionado. Además con el descaro unánime de televisar su burda hipocresía.

Claro, para ellos «el show debe continuar» como dijo el sátrapa embalsamado, Hugo Chávez Frías mientras Venezuela ardía en llamas.

Las vacas cansadas de la MUD

Las víboras

Si uno fija la mirada con detenimiento mientras cualquier chavista vocifera sus ponzoñosas arengas, notaremos que sus lenguas son víboras dispuestas a morder y a clavarnos su veneno.

Presten cuidadosa atención a lo que digo y lo advertirán.

Cuando hable un chavista, especialmente Maduro o Cabello, vean emerger una macagua de su boca, sus colmillos afilados, su lengí¼eteo agitado, la mirada encrespada de serpiente brava, a punto de morder, que quiere hundirnos su muerte roja.

Son víboras que quieren picar y entumecer hasta el fallecimiento la dignidad del pueblo venezolano -principalmente de sus estudiantes- porque se rebela, porque no le temen, porque los retan.

Porque resisten.

Diosdado, el cavernícola

La Venezuela de las cavernas 

Diosdado Cabello es lo más cercano que conoceremos en el siglo XXI a un cavernícola. No me refiero solamente a su aspecto físico -que ya es suficiente indicio- sino a sus formas, modales, lenguaje y brutalidad.

Debo ser ecuánime y en lo posible objetivo en mi reflexión semanal: Diosdado aunque tiene aspecto de primate, vocifera como primate, actúa como primate y gruñe como primate, no es un primate.

A decir verdad ha superado esa etapa del hombre, no sabemos muy bien qué es, pero es un poquito más que un simio. Sin embargo, es complicada su calificación. Científicamente sabemos que está entre un homo erectus porque anda en dos patas, dispone de ciertos utensilios de madera y piedra, mimetiza y se comunica (aunque con gestos bestiales) con otros cavernícolas semejantes a él, pero no creemos que sea un homo sapiens. No se le ve capaz de entender o de razonar.

He ahí la duda.

Leopoldo López, la cárcel y su espíritu

¡Libertad o nada!

Leopoldo López no sólo dialoga con su inocencia en la fría soledad de su celda, los que lo conocemos sabemos que en ella Leopoldo además idea, dibuja, describe y escribe, lo que será el siglo XXI de Venezuela.

Sí, los que lo conocemos sabemos que, en Ramo Verde, Leopoldo López diseña el amanecer de la nación, pinta su aurora, y nos introduce de una vez por todas en el siglo XXI, que nos ha sido negado por la imposición despótica y corrupta de la larga noche chavista y su sangre.

En la soledad de su celda, Leopoldo López traza la ruta de lo que será el camino político hacia la mejor Venezuela. Su fuerza y su indoblegable fe son su disciplina diaria, su motivación; su anhelo de un floreciente porvenir para el pueblo venezolano es la luz que lo inspira.

Así se hace historia, así la estamos haciendo, nuestro destino innegociable es la libertad.

¡Libertad o nada!

Disparo a la cabeza de Venezuela

El disparo en la cabeza

La gente se pregunta el porqué tiendo a escribir entre turbaciones y gritos, por qué agarro por el cuello al chavismo en mis escritos, le escupo mis rabias y les miento la madre sin ningún tipo de estupor ni pena.

Es fácil: le están disparando en la cabeza a Venezuela, quieren asesinar nuestras ideas y sueños, hacer trizas con sus balas el bello rostro de nuestro pueblo, cegar nuestra razón nacional, ultimar nuestra libertad: simplemente decapitarnos.

¿No les parece razón suficiente?

¿Cómo permanecer impávido, insensatamente «dialogante» y neutral ante semejante realidad? ¿Cómo -coño de madre- puede cualquier venezolano decente preservar la imperturbabilidad y la compostura frente a un crimen público y reiterado de tal envergadura?