<span class="vcard">Gustavo Tovar Arroyo</span>
Gustavo Tovar Arroyo

El circo o la rebelión

El Poeta

La dulzura es la más bellas de las valentías y en un país donde algunos de sus políticos han claudicado sus corajes, un poeta debe usar su dulce voz para reivindicarla.

 

Un poeta, como su pueblo, siente. Sí, siente e intenta expresar ese sentimiento con unas palabras que ansía logren adornar sus iras o sus amores.

Dije «adornar» porque estoy consciente de que la arrechera popular no tiene adornos, no puede tenerlos, está ahí en el centro de nuestro pecho, palpita, suda, nos hace temblar y nos asfixia sin decorados.

Perdonen la insistencia rítmica -e hiperbólica- pero debo encarecer este punto poético: la arrechera popular está en la calle sin decorados, hace largas colas, suda, tiembla, se esconde para no ser víctima de un crimen, llora sus muertos, mientras la momificación se sienta a debatir sobre la Nada con la perversión -ambas acomodadas, regordetas y pulcras- durante largas horas, no en una larga fila parados ni acalorados, sino sentados y con aire acondicionado. Además con el descaro unánime de televisar su burda hipocresía.

Claro, para ellos «el show debe continuar» como dijo el sátrapa embalsamado, Hugo Chávez Frías mientras Venezuela ardía en llamas.

Las vacas cansadas de la MUD

Las víboras

Si uno fija la mirada con detenimiento mientras cualquier chavista vocifera sus ponzoñosas arengas, notaremos que sus lenguas son víboras dispuestas a morder y a clavarnos su veneno.

Presten cuidadosa atención a lo que digo y lo advertirán.

Cuando hable un chavista, especialmente Maduro o Cabello, vean emerger una macagua de su boca, sus colmillos afilados, su lengí¼eteo agitado, la mirada encrespada de serpiente brava, a punto de morder, que quiere hundirnos su muerte roja.

Son víboras que quieren picar y entumecer hasta el fallecimiento la dignidad del pueblo venezolano -principalmente de sus estudiantes- porque se rebela, porque no le temen, porque los retan.

Porque resisten.

Diosdado, el cavernícola

La Venezuela de las cavernas 

Diosdado Cabello es lo más cercano que conoceremos en el siglo XXI a un cavernícola. No me refiero solamente a su aspecto físico -que ya es suficiente indicio- sino a sus formas, modales, lenguaje y brutalidad.

Debo ser ecuánime y en lo posible objetivo en mi reflexión semanal: Diosdado aunque tiene aspecto de primate, vocifera como primate, actúa como primate y gruñe como primate, no es un primate.

A decir verdad ha superado esa etapa del hombre, no sabemos muy bien qué es, pero es un poquito más que un simio. Sin embargo, es complicada su calificación. Científicamente sabemos que está entre un homo erectus porque anda en dos patas, dispone de ciertos utensilios de madera y piedra, mimetiza y se comunica (aunque con gestos bestiales) con otros cavernícolas semejantes a él, pero no creemos que sea un homo sapiens. No se le ve capaz de entender o de razonar.

He ahí la duda.

Leopoldo López, la cárcel y su espíritu

¡Libertad o nada!

Leopoldo López no sólo dialoga con su inocencia en la fría soledad de su celda, los que lo conocemos sabemos que en ella Leopoldo además idea, dibuja, describe y escribe, lo que será el siglo XXI de Venezuela.

Sí, los que lo conocemos sabemos que, en Ramo Verde, Leopoldo López diseña el amanecer de la nación, pinta su aurora, y nos introduce de una vez por todas en el siglo XXI, que nos ha sido negado por la imposición despótica y corrupta de la larga noche chavista y su sangre.

En la soledad de su celda, Leopoldo López traza la ruta de lo que será el camino político hacia la mejor Venezuela. Su fuerza y su indoblegable fe son su disciplina diaria, su motivación; su anhelo de un floreciente porvenir para el pueblo venezolano es la luz que lo inspira.

Así se hace historia, así la estamos haciendo, nuestro destino innegociable es la libertad.

¡Libertad o nada!

Disparo a la cabeza de Venezuela

El disparo en la cabeza

La gente se pregunta el porqué tiendo a escribir entre turbaciones y gritos, por qué agarro por el cuello al chavismo en mis escritos, le escupo mis rabias y les miento la madre sin ningún tipo de estupor ni pena.

Es fácil: le están disparando en la cabeza a Venezuela, quieren asesinar nuestras ideas y sueños, hacer trizas con sus balas el bello rostro de nuestro pueblo, cegar nuestra razón nacional, ultimar nuestra libertad: simplemente decapitarnos.

¿No les parece razón suficiente?

¿Cómo permanecer impávido, insensatamente «dialogante» y neutral ante semejante realidad? ¿Cómo -coño de madre- puede cualquier venezolano decente preservar la imperturbabilidad y la compostura frente a un crimen público y reiterado de tal envergadura?

El fin de Nicolás Maduro

Las mulas cansadas

No oculto mi desden por las mulas cansadas del pensamiento venezolano, sus histéricas doñas académicas y sus doctores del bostezo. No pierdo mucho tiempo leyéndolos ni advirtiendo sus cóleras porque los infantes terribles de la libertad, los estudiantes, no le paran ni media bola a sus advertencias.

Nacieron cansados, agotados, lagañosos, pesados. La soberbia cerebral los engorda, son mendigos de un reconocimiento que nunca obtendrán porque la historia tiene clara su mediocridad.

Trajeron a Chávez e intentan darle permanencia con desquiciadas fórmulas electoreras. Para ellos el tiempo nunca acaba, su fatiga no sólo es psicológica, es moral. Son los derrotados de siempre.

Los estudiantes hace bien desoyéndolos.

La aurora venezolana

A Leopoldo y a Lilian

€œQue mi encarcelamiento sirva para el despertar del pueblo€

Leopoldo López Mendoza

La larga noche chavista y sus balas largas

Lo hemos dicho hasta el cansancio y lo repetiremos hasta la nausea: el chavismo emanó su oscuridad desde la noche del 4 de febrero de 1992 acribillando a centenares de venezolanos por la espalda e intentará darle permanencia a su dictadura usando sus balas largas. Lo estamos viendo.

Los golpistas del 4 de febrero y del 27 de noviembre son asesinos en serie que llegaron al poder y en él permanecen derramando sangre venezolana sin piedad. ¿O no?

Su presencia ha sido oscura, una larga noche para nuestra memoria histórica con sus estruendosas y largas balaceras. Con ellos la muerte se desató, y el caos, la corrupción y la barbarie se convirtieron en metodología.