Dialogo con €œCabra loca€, alias Nicolás
Dialogo con €œCabra loca€, alias Nicolás

Dialogo con €œCabra loca€, alias Nicolás

€œMaduro está loco como una cabra.€
José €œPepe€ Mujica

 

David y Goliat

Frente a mi ventana, mientras escribo, se desarrolla una batalla imaginaria entre David (en escultura) y un inmenso Goliat (el mar). Soy testigo de privilegio desde mi escritorio del enfrentamiento entre la roca y el aguaé, entre la mitología y el viento. Los veo lidiar ferozmente, saltar el uno sobre el otro, amarrar sus cuerpos mientras se estrangulan y golpean, mientras se atañen a mordiscos y rasguños, mientras se revuelcan y jalan las greñas. Permanezco horas observándolos, más bien días enteros, años. Los mismos que he vivido en el exilio.

La figuración siempre es la misma. La poderosa barbarie chavista, perturbadora y colosal, intenta aplastar con su demencia furiosa al hombre, al venezolano común y corriente, al que es como tú y como yo. Pese al terrible daño, no lo logra. Venezuela sigue de pie, muy castigada, pero de pie, es una nación imperecedera como las rocas.

Al final, venezolano herido, yo también lanzó -como David- mi piedra verbal.

No me quedo quieto, estoy vivo.

€œCabra loca€, alias Nicolás Maduro

No sé si estén de acuerdo conmigo pero pienso que €œCabra loca€ tiene más características de cabra loca que de Nicolás Maduro. De hecho, pienso que es muy poco Nicolás y mucho €œcabra€, sobre todo €œloca€. Pepe Mujica lo conoce bien, por eso lo estigmatiza con erudición de viejo zorro (más zorro que viejo, por cierto).

Nosotros no sabíamos cuán loca estaba la cabra sino hasta que su amado supremo nos lo impuso como su plenilunio heredero. Antes parecía otra cabra más de la manada chavista, sin embargo, las devastadoras e inauditas consecuencias de la locura de la cabra las estamos padeciendo con niveles inimaginables de ruina nacional. Y lo peor, insisto, está por venir.

Si Hugo Chávez estaba loco su cabra loca lo está aún más, mucho más. La realidad se bate como olas iracundas contra el malecón de nuestra paciencia.

¿Hemos aprendido algo?

¿Quién dialoga con €œCabra loca€?

La democracia, como gobierno del pueblo, es estrictamente diálogo de visiones, fuerzas y posiciones políticas. Lo ordinario es la conversación y el debate. Todos los reiterados esfuerzos nacionales, mundiales y hasta cósmicos para que los venezolanos €œdialoguemos€ son muestra fehaciente de que en nuestro país no vivimos en democracia sino en dictadura. Cuando en un gobierno lo extraordinario, lo inusual, lo milagroso es el diálogo, estamos ante una tiranía como en Venezuela.

El infeliz debate entre dictadura o democracia se lo dejo a las histéricas doñas académicas que no tienen más nada que hacer. Los venezolanos estamos claros. No sólo vivimos una dictadura postmoderna, la nuestra es una dictadura apocalíptica.

El enésimo diálogo entre la oposición y la dictadura propuesto por Zapatero volverá a fracasar. A menos que el diálogo determine una salida negociada de €œCabra loca€, alias Nicolás, del corral de la tragicomedia chavista, no habrá ningún avance.

¿Quién dialoga con una cabra loca?

Nadie en su sano juicio.

El pánico a la movilización

Pese a mis infinitos tormentos no quiero ponerme atormentante, mucho menos desde el exilio. Al margen de algunas travesuras de tipo poético, cortesano y provenzal (que no contaré por ahora) el exilio me lo gané a pulso por apoyar la organización y la movilización de la juventud venezolana para que enfrentara a la dictadura chavista con métodos de lucha humanistas y noviolentos.

Los exitosos esfuerzos en ese sentido no sólo nos permitieron favorecer el surgimiento de un nuevo liderazgo político en Venezuela, sino además y muy especialmente nos facilitó propinarle la única verdadera pela que recibió el cabrón -superlativo de cabrito- supremo de Hugo Chávez.

La única manera de salir de esta desgracia histórica, de este accidente colosal y mortífero, de este Goliat de podredumbre y corrupción, es la movilización social y política. Es decir: la protesta (en las calles) y el voto. De ahí el pánico chavista cada vez que se activa la movilización popular como está ocurriendo en torno al Revocatorio. Lo saben bien, muy bien, ha sido así desde el principio de los tiempos: las tiranías se desvanecen con la movilización de los pueblos.

¡Protesta y voto unidos jamás son vencidos!

Cabra loca está en la lona

No entiendo muy bien de cuál €œdiálogo€ hablan ahora los interventores cósmicos que llegan del más allá para motivar un encuentro entre la dictadura chavista y la oposición en Venezuela.

El diálogo ya existe y se evidencia entre abrazos, besos, sonrisitas y festejos en la Asamblea Nacional, claro está, también hemos observado alguno que otro debate, empujón e intento de mordisco. Para dialogar está la Asamblea y ahí el diálogo ha existido desde enero.
Lo escribo sin ironía, creo que eso ha sido un gran triunfo de la oposición y creo, además, que tal diálogo ha sido una victoria de la oposición.

El esfuerzo de los mediadores internacionales debería enfocarse en que la dictadura -Goliat- rectifique y se ajuste al estado de derecho y a la constitución. Que las flagrantes violaciones de la ley en las que incurren las fuerzas dictatoriales (CNE, TSJ, etc.) cesen. Lo demás es extender la agonía nacional, la ruina y el colapso total. Conocemos muy bien el tramposo €œdiálogo€ chavista.

Basta de ardides y de distracciones, la €œCabra loca€, alias Nicolás Maduro, está en la lona, humillada e insultada universalmente por lo que le ha hecho a Venezuela. Dialogar sin condiciones, sin rectificación, sin la liberación de los presos políticos (todos los días son más), sin fecha para el Revocatorio, es tenderle la mano al verdugo loco que ha devastado a nuestra nación mientras balbucea su último estertor. Sería muy insensato, sería ridículo. ¿Lo haremos?

Espero que David muestre su astucia y no sea tan pendejo.