<span class="vcard">Gustavo Tovar Arroyo</span>
Gustavo Tovar Arroyo

Los chorreados y los hijos de -la palabra- €œputÉ‘€

Dales la vuelta,

cógelas del rabo (chillen, putÉ‘s),

azótalas,

dales azúcar en la boca a las rejegas,

ínflalas, globos, pínchalas,

sórbeles sangre y tuétanos,

sécalas,

cápalas,

písalas, gallo galante,

tuérceles el gaznate, cocinero,

desplúmalas,

destrípalas, toro,

buey, arrástralas,

hazlas, poeta,

haz que se traguen todas sus palabras. 

Octavio Paz

 

 

 

Palabras que cortan

Dicen que soy un poeta, no estoy tan convencido de serlo y en el supuesto negado de merecer semejante distinción sería por causas más primitivas y feroces: mis palabras no embelesan, mis palabras cortan.

No soy un escritor de silencios ni de pausas, tampoco de lamentos, no escondo ni escudo mis corajes con figuraciones de aire. No soy de aire, sangro.

Los tiempos impuestos por la lepra chavista tampoco admiten andarse con eufemismos ni rebuscadas mariqueras. Yo no pierdo mi tiempo, voy al grano, o mejor, hundo mi dedo sin clemencia en las heridas abiertas del chavismo y me regocijo al verlos chillar, retorcerse de ira, doblarse de impotencia y de tristeza ante mis palabras.

Como ocurrirá en este texto.

Cartel de soles o de Flores

¿Cartel de soles o de Flores?

Nicolás Maduro (el €œchunior€), en las borracheras con sus panas, pontifica que Hugo Chávez (el €œchunior€) fue rechazado siempre por su padre porque tenía una incontrolable adicción a las drogas, y uno con suspicacia venezolana se pregunta: en su problema de adicción, ¿a quién le compraría las drogas el hijo del Embalsamado?

¿Al cartel de los Soles o al de los Flores?

La intestina relación que sostenía Cilia Flores con Hugo Chávez (el sátrapa), el uso que hicieron ambos del €œboy toy€ Maduro (el sucesor amado) y el descarado nepotismo de los €œFlores€ en el seno de la narcorevolución indican que la coca más pura, la más deseada, la consumida en La Casona, la propinaba el cartel de los Flores. No hay duda.

De ahí el socialismo nuevo rico en su máxima expresión, los yates, los aviones, las mansiones, pero sobre todo el descaro malparido de esa manada de vagabundos controlando de manera inconcebible todos los poderes públicos de la república, hasta Pdvsa.

Me disculpo por esa muestra de rabia africana que llevo en el pecho, pero si no me pronuncio yo, ¿quién se atreve a denunciarlos como merecen?

No son sólo los €œnarcosobrinos€ es la €œnarcoplaga€ chavista (y sus cómplices) la responsable de nuestra devastación.

 

El buen ladrón venezolano

El primer Santo

A diferencia de lo que muchos saben, el primer Santo vinculado con el catolicismo no fue uno de los apóstoles, ni José ni Juan el Bautista o María, tampoco la Magdalena ni el mejor amigo de Jesús, Lázaro, a quien resucitó de la muerte; el primer Santo fue un ladrón. 

Sí, un ladrón que habiendo sido crucificado junto a Jesús tuvo la conciencia de reprender al otro ladrón crucificado (al malo) por haberse burlado de Cristo en su lecho mortal. 

Según cuenta Lucas en sus memorias de la época, el mal ladrón incriminó a Cristo porque no se salvaba a sí mismo ni los salvaba a ellos (los ladrones). El buen ladrón se irritó con el mal ladrón y en un singular ejercicio de conciencia crítica le recordó que ellos sí eran unos malhechores que merecían ser crucificados, pero que Cristo no merecía semejante castigo: €œí‰l ningún mal hizo€. 

Para el buen ladrón, Jesús era un €œDios condenado€, a quien le rogó en un arrebato de fe que se acordara de él (del buen ladrón) €œcuando llegase a su reino€.

Cristo lo santificó de inmediato: €œTe digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso€, es la primera canonización en vivo y directo de la que se guarde memoria.

El buen ladrón fue humilde y coherente, se arrepintió genuinamente de sus pecados y fue santificado, se ganó el cielo.

¿Perdonar?

Venezuela, en el corazón tatuada

Juan José Rendón (JJ) y yo hemos hilvanado una hermandad tejida sobre angustias, complicidades, rebeldías, visiones compartidas, pero sobre todo por una irreductible pasión por la libertad.

Venezuela es el vientre que nos hermana. A ella debemos nuestros mayores fervores y nuestros más desgarrados desvelos. Por ella existimos; para ella vivimos.

No hay destino sin ella. Ambos seríamos un par de extraviados errantes si nuestro corazón no tuviese tatuada la indeleble palabra €œVenezuela€.

Nuestros latidos llevan su nombre, la pronuncian.

 

El fiscal Nieves y la perla negra de una nación

Yo sé de mil calles y todas llevan al mismo lugar.

Yordano

 

Está muy marcado el ambiente

Será un artículo conmovido, pero también un artículo convencido. Vienen batallas muy rudas ?ya se enterarán- y estamos preparándonos para darlas. Así como Leopoldo López ha desafiado, desenmascarado y vencido moralmente al régimen, muchos de nosotros nos sentimos comprometidos a hacerlo.

Y lo estamos haciendo, y lo seguiremos haciendo: el destino último es la libertad. No existe dictadura capaz, con sus luces de neón y metal, de enterrar los sueños de una nación.

Venezuela, ese país que somos tú y yoé nosotros, vale el sacrificio. No tengo la más mínima duda, la lepra chavista y su peste histórica llegan a su fin. Un fin que hemos alcanzado -literalmente- con sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.

Muchas lágrimas.

 

La Unidad (en mayúsculas)

Para bien o para mal

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es imperfecta porque es humana, y siendo además una creación política venezolana ?demasiadísimo humana- es más imperfecta aún.

He sido su crítico, en el pasado incluso me he mofado de algunos de sus integrantes a quienes llamé €œmulas cansadas€ o €œvacas sagradas€ por sus prácticas cogolléricas y enchufadas, reminiscencias nefastas de aquellas prácticas políticas que trajeron la peste chavista al poder y que a todas luces, por repetirlas, le dan permanencia.

También he mandado empujones al lagañoso cuerpo de porristas (cheerleaders) que celebra y vivifica a la MUD desde una colina alucinada llena de nostalgias y prejuicios porque se comportan, más que como intelectuales, como €œdoñas histéricas€. Si la gente protesta en la calle y reclama derechos, si levanta la voz o insulta (habla sucio, feo, muy feo), las doñas se ofuscan, despelucan, chillan. A pesar de su histeria, las doñas son necesarias porque sus alaridos también aturden al chavismo, no mucho (no las toman muy en cuenta), pero lo hacen.

Hemos dicho esto o aquello sobre la MUD como ciudadanos críticos con un único fin: que cambie, que mejore, que se renueve, porque a fin de cuentas -para bien o para mal- nos representa y dirige.

Los resultados indican que su balance hasta ahora ha sido negativo -más para mal que para bien- pero puede cambiar.

¿Cambiará?

 

La política, la antipolítica y túé

La política

La política es un sueño. Sí, en su estado ideal, quien hace política ?el político- es un soñador. Sueña un país, un estado, un municipio; sueña una sociedad y a la patria.

vaya al foro

El político comparte su sueño con otras personas e intenta ganar sus voluntades, si lo logra organiza con ellas los sueños comunes, crea una organización política -partidos políticos- y se postula para lograr una representación de poder (político) que le permitirá lograr que sus sueños se hagan realidad.

El principal capital que tiene un político es un sueño de país compartido y organizado con miles de personas. Si la gente se siente identificada con el sueño, aunque no esté organizada en un partido político, es capaz de movilizarse para hacer realidad ese sueño.

El sueño político de toda Venezuela hoy en día es la libertad.

Un puñal en el corazón de Venezuela

Expresarse en el apocalipsis

Nuestra nación ?desde que nos apestó la lepra chavista- se ha convertido en una larga y desordenada fila de mendigos que suplican un día papel higiénico, otro día medicina, todos los días libertad.

vaya al foro

Signo ineludible de nuestro caos es ese rumor permanente que enmaraña quejas, lamentos y mentadas de madre en una gritería social a un tiempo ensordecedora e histérica.

Es difícil pronunciarse en medio de tanto estrépito lacrimoso; por una parte por la asfixia personal y la falta de aire; y por la otra, por la algarabía y el estruendo.

Para decir algo, para manifestar nuestra angustia, uno va abriéndose paso en la algarabía entre empujones, codazos, rasguños y mordiscos.

Sólo gritando con brío nos escuchamos.

Don Nadie (chavista) contra Ninguno

Pues existir, aquí, significa impedir que Don Nadie nos sumerja para siempre en la Nada.€

Octavio Paz

 

Ebriedad por una idea

Conocen de sobra mi embriaguez por el pensamiento de Octavio Paz, ebriedad que comparto con ustedes cada vez que puedo en mis entregas con la intención de que nos extraviemos juntos en una borrachera de lucidez crítica.

Sí, en una borrachera, pero de ideas.

Tú y yo, venezolanos, mexicanos, ecuatorianos, colombianosé, latinoamericanos, sintiendo el goce de la fiesta, celebrando a gritos, extasiados, haciendo una locomotora humana no sólo por un mariachi, un tango o una salsa, sino por algo más permanente y constructivo: una idea, o mejor, una razón crítica, porque en el caso de Paz más que ideas recibimos deslumbrantes razonamientos críticos.

El latinoamericano se debe encender no sólo con un canto o un baile pegajoso (que hay que hacerlo, es nuestra esencia), se debe encender con una razón o idea que ilumine su conciencia crítica.

Y las razones e ideas del poeta mexicano son perfectas para ello. Léanlo, me concederán la razón.

Culmino mi homilía y le cedo la palabra al maestro: Octavio Paz.