Como vaya viniendo vamos viendo
Somos venezolanos, conocemos muy bien nuestras virtudes y nuestros defectos, nuestros alcances y límites. No nos destacamos precisamente –lo sabemos– por planificar en el mediano y largo plazo, cargamos con la permanente tara del “como vaya viniendo vamos viendo”. Así no se sale de una tiranía.
Aunque la voluntad, el multitudinario fervor, la creatividad y la moral cuentan, hace falta mucha planificación, organización y astucia para desentrañar del poder político una peste tiránica como la chavista.
Ya lo hemos hecho antes, hagámoslo otra vez.
El invierno ruso
No me alargaré explicando lo que significó para Napoleón y para Hitler el invierno ruso, sólo destacaré que fue el agente militar que impidió la conquista de Moscú por ambos tiranos. Usado como elemento de guerra por los generales rusos desde la victoria de Pedro el Grande sobre Carlos XII de Suecia en el siglo XVIII, el invierno ruso ha sido un recurso fundamental al momento de planificar las que han significado las mayores victorias militares de Rusia.
Lo destaco para resaltar que a la hora de luchar contra una tiranía, aunque se haga a través de métodos noviolentos (resistencia, marchas, eventos simbólicos, cierres y plantones), siempre, siempre, siempre, se debe planificar cada detalle. A veces hasta el clima.
La improvisación es enemiga de la libertad.
¿Queremos ser libres?
2007, un volcán milagroso
Lo que representó para Carlos XII, Napoleón y Hitler el invierno ruso, sus derrotas más desconcertantes, lo representó para Hugo Chávez –ese sátrapa– el movimiento estudiantil de 2007.
Muchos ingenuos aún pueden considerar que aquel volcán milagroso a un tiempo histórico y poético (cultural) que representó el surgimiento de un nuevo rostro político en Venezuela, encarnado en el movimiento estudiantil, fue un hecho espontáneo, casi mágico de nuestra historia. No, no lo fue, se desarrolló con mucha planificación y visión estratégica, sólo así fue posible propinarle la única coñaza política y electoral que el sátrapa de Sabaneta recibió en vida. Sólo así.
No se improvisó sobre la marcha, se planificó y se actuó con astucia. Por eso ganamos.
El verdadero entierro de Chávez
Chávez en su apoteosis, recordemos, con el precio del petróleo por encima de los 100 dólares el barril, fue vapuleado por unos idealistas universitarios que sorprendieron al sátrapa (¿victoria de mierda?), acabaron con el mito de la invencibilidad y lo enterraron frente a la historia.
Sé de lo que hablo, participé cuando reventamos a Chávez en la Reforma constitucional. Junto al general Baduel (preso), el teniente coronel José Gustavo Arocha (quien fue encarcelado y torturado en La Tumba, de donde escapó de manera cinematográfica), Leopoldo López (preso) y Yon Goicoechea (preso), planificamos, organizamos y vencimos a Chávez y a los cubanos. Lo logramos. Eso nunca nos lo perdonarán.
El secreto de aquella puñalada moral a Chávez fue el desafío llevado al límite con sorpresa y astucia.
Único objetivo chavista: conservar la revolución
Desde aquella inesperada derrota de Chávez en 2007 hasta la fecha, los cubanos –que no son pendejos– han planificado, organizado y actuado con feroz astucia para conservar el poder. Lograron convencer a Chávez y a su amado Maduro de que la única manera de conservar la “revolución” era usar todos los recursos del estado, la organización militar y el estamento paramilitar (milicias y colectivos) a su servicio. Todo debía estar al servició de la tiranía.
Cuando digo “todo” significa todo: dinero, petróleo, organización política, ministerios, cárceles, narcotráfico, corrupción, fuerzas armadas, en especial estas últimas.
Muerto Chávez y derrotado Nicolás frente a Capriles en 2013 esto se llevó al paroxismo, a niveles despreciables e inhumanos de desgracia social. Por eso la hambruna y la falta de medicinas, llevan al pueblo a una lánguida agonía para que no tenga fuerza con qué luchar ni otro interés que hacer colas para sobrevivir.
Increíble pero cierto. Así actúan las dictaduras criminales y la chavista lo es.
La combinación estratégica
Lo único que ha hecho la tiranía desde la derrota de Chávez en 2007 hasta la fecha es prepararse para una rebelión popular. Lo único. Todo se ha organizado en torno a la conservación del poder.
Como dije antes, la hambruna, la falta de medicinas, el pánico que produce la inseguridad, el crimen, pero sobre todo, el despiadado entrenamiento de las fuerzas militares, su multimillonario equipamiento (en el orden de miles de millones de dólares), la ferocidad y combinación estratégica con que actúa la Guardia Nacional, la Policía Nacional y los colectivos como gremios asesinos y represores del pueblo de Venezuela, no buscan gobernar o mejorar las condiciones de vida de los venezolanos, lo único que aspiran es dominarnos, someternos, esclavizarnos.
Nadie se ha percatado, pero es así.
¿Por qué no ha caído Nicolás?
Todas las condiciones subjetivas (diagnóstico, lenguaje, unidad opositora, visión política) y objetivas (movilización social, apoyo internacional, impopularidad del régimen, etc.) están dadas para la libertad en Venezuela, sólo falta el apoyo de las fuerzas militares a la causa venezolana y no a la cubana para completar el objetivo.
¿Por qué no lo han hecho? ¿Por qué no se han sensibilizado para defender a Venezuela y no al narcotráfico y a Cuba? Sencillo, pero trágico, porque han sido entrenadas durante años, lavándole el cerebro a las tropas, comprando sus voluntades, sólo y exclusivamente para detener una previsible rebelión civil. Sólo para eso. No les importa nada más, si el pueblo muere de hambre o enfermo (esto lo promueven porque el hambriento o el enfermo no luchan), si hay inseguridad o crimen, si el país se cae a pedazos, no les importa, sólo aspiran conservar el poder.
Es despiadado pero es así. Nicolás no ha caído porque durante años los cubanos planificaron, se organizaron y actuaron con astucia, empleando todos los recursos del Estado necesarios, todos, para impedir una rebelión popular como la que actualmente protagonizamos. En ninguna otra parte del mundo ha sido así. Sólo los esfuerzos se han enfocado en una sola cosa: impedir la rebelión del pueblo.
No estábamos preparados para tanta vileza.
La derrota última del chavismo
¿Quién duda que el chavismo ya está derrotado? Nadie. Nacional y mundialmente es aborrecido por todos. Eso era impensable hace tan sólo pocos años y meses.
Al principio dije que los venezolanos conocemos nuestros defectos, y uno de ellos no es esta saña despiadada que observamos en la Guardia Nacional o el descaro criminal de los colectivos, eso es castrista (ni siquiera cubano).
Para vencer a Maduro no sólo basta movilizarse y luchar, hace falta planificar, organizarse y actuar con más sensibilizad y astucia. Hay que llevar la lucha, siempre en le marco de la noviolencia, a la sorpresa, al sigilo, a la ocupación masiva de todos los poderes públicos por la población civil. La ingenuidad y la candidez deben quedar atrás. Ellos están muy preparados para lo que estamos viviendo. Si queremos prevalecer tenemos que estar más preparados que ellos.
La rebelión civil, el celebérrimo 350 de la Constitución, debe comenzar el único poder legitimado, es decir la Asamblea Nacional, deben nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral, un nuevo Tribunal Supremo de Justicia, deben destituir a ministros y al vicepresidente, ¿por qué carajo no lo hacen? ¿Qué falta? Luego de eso todos los poderes públicos deben ser tomados, gobernaciones, municipios, TSJ y CNE, ese será el quiebre.
¿Quién tira la primera piedra estratégica? Planifiquemos y organicemos para eso. Todas las condiciones están dadas. Tiremos la última piedra, David venció a Goliat, la historia de la humanidad cambió.
El secreto fue la astucia.