Los buenos políticos
La política es ingrata. El sacrificio de un político -quien, en su estado ideal, es un soñador de bienestar y prosperidad nacional, un idealista- es incomprendido.
Su vocación más gentil -la del político- es la de €œservir€ al pueblo, quien por lo general no queda satisfecho, se queja, menta madres, vota con resentimiento por un loco asesino como Chávez, se arrepiente, vuelve a mentar madres, pero ya es tarde, el país está arruinado.
Contar con buenos políticos, honestos, serios, emprendedores y dedicados a servir al prójimo sin ánimo de enriquecerse ilícitamente, sin intención de perpetuarse en el poder, ni arruinando despelotadamente todo a su paso (como los chavistas), es casi un privilegio.
En Venezuela ha emergido una nueva generación del tipo de político honesto, serio, dedicado a servir, visionario, que no busca su propio beneficio sino el interés nacional. María Corina Machado, Freddy Guevara, Leopoldo López, Carlos Ocaríz o Ramón Muchacho son algunos ejemplos.
Hablemos de Ramón Muchacho.