Maduro: €œCristo multiplicó los penes€
La santidad inmerecida
No soy un santo ni aspiro a la santidad; no la merezco. No le hinco la rodilla a la fe cínica del socialismo, ni soy feligrés de la ruindad chavista. Soy su apóstata.
Escribo desde la libertad. Trato de reflejar la intensidad de mi tiempo: desgarrador e insolente. Deseo ser parte de él: increpándolo, aborreciéndolo, condenándolo, a veces, exaltándolo claro. Pero ser parte de él, eso es lo fundamental.
Revelo que tampoco espero que el tiempo €œperfecto€ de Dios se haga sobre nuestro despelote, pues prefiero no involucrar al Todopoderoso en cosas tan banales y sosas como la política venezolana.
Pero la estolidez de Nicolás Maduro obliga, siempre obliga.