No te quejes, organízate y protesta
No te quejes, organízate y protesta

No te quejes, organízate y protesta

Almas heridas

No existe una sola alma venezolana que haya salido inmune de heridas durante el ruinoso tiempo del chavismo.

Nadie se ha salvado, acaso los únicos hayan sido los enchufados chavistas pero ni siquiera. Su vergí¼enza ha sido tal que la mancha de inmoralidad los convierte en indeseables internacionales cuya deshonra es inocultable por más que intenten esconderse en una maleza de lujos y riquezas. Son los señalados del mundo, a donde van los apuntan con repugnancia.

Pero su verdadera repugnancia es verse al espejo, y esa es una repugnancia que no se cura nunca. Su alma está marcada por otro tipo de herida, la del asco moral, que es una herida peor. 

 

El objetivo último de la libertad

Como nación hemos resistido, protestado y hasta reivindicado nuestra dignidad. Si algo será recordado en este período terrible de devastación y ocupación castrista será la entereza con la que algunos resistieron y lucharon.

Como olvidar, por ejemplo, el cambio al curso de la historia que dieron los estudiantes el año 2007. Su victoria sobre Chávez marcó el hito del inicio del derrumbe de su régimen e incluso, la resistencia y la movilización, lo llevaron a la muerte. No soportó la humillación.

No ha sido fácil ni lo será. La peste ideológica que supuso el chavismo fue y seguirá siendo catastrófica. La ruina es total y levantarnos de la calamidad llevará años.

Pero lo hemos logrado, poco a poco, con mucho dolor y repletos de heridas, lo hemos logrado. Estamos de pie, magullados, pero de pie. Y somos mayoría.

Pero hay que seguir, el objetivo último de la libertad todavía no se ha logrado.

 

 Unidos y movilizados

En este espinoso e hiriente camino hacia libertad muchos han sido los protagonistas individuales y colectivos. Activistas, artistas, políticos, líderes sociales, empresarios, amas de casa, estudiantes y héroes anónimos han librado batallas de todo tipo por conservar la vejada dignidad de la nación.

Unidos y movilizados, inspirados por un indoblegable amor por Venezuela, hemos resistido a la más repugnante traición que nuestro país haya conocido. Nunca antes nuestra nación se había entregado a un país extranjero como Chávez y su amado sucesor lo hicieron con Cuba.

En la lucha seguimos de pie y pese a los aciertos y desaciertos, pese a algunos cismas y a una seguidilla de dolorosas derrotas, cuando hemos estado unidos y hemos movilizado y organizado nuestra crítica con fines sociales y políticos, hemos vencido al multimillonario y cruel chavismo.

La historia así lo ha demostrado y en la actual coyuntura no será distinto.

 

Organización y movilización

Sea cual sea la decisión política sobre el camino a seguir para la salida de Maduro y su narcochavismo, lo esencial es que sea una decisión que mantenga la Unidad y movilice en una misma dirección: la libertad.

Henrique Capriles y su partido Primero Justicia han presentado una propuesta sensata: Revocatorio y Enmienda. Henry Ramos y Voluntad Popular hablan de Enmienda. María Corina solicita la renuncia del bobo catastrófico, Nicolás Maduro.

Todas las propuestas partidistas son oportunas y coherentes desde el punto de vista político, además de que persiguen un mismo fin: la libertad de Venezuela. Lo más importante en ellas es la organización y la movilización. Primero Justicia ya comenzó a hacerlo, lo cual es verdaderamente ejemplar. No se ha quedado en la vociferación, comenzó el activismo.

Pero los políticos no son los únicos ciudadanos, se les reconoce su liderazgo en esta hora crucial, pero no son los únicos.

Tú también tienes la responsabilidad de organizarte y movilizarte. Tú, yo, todos los ciudadanos de este país.

Hagámoslo, es nuestra responsabilidad.

 

Sobran causas justas para protestar

La iniciativa partidista -que sin duda es fundamental- no implica que la gente deje de organizarse y protestar por su cuenta (sin gí¼arimbas) ante la gravedad de la crisis nacional.

Los vecinos y las comunidades deben protestar por la falta de agua y luz. La sociedad civil por la desbordada criminalidad. El pueblo por el desabastecimiento alimenticio y por la falta de medicinas, por el siniestro colapso del sistema de salud (público y privado). Los trabajadores y los gremios por las urgidas mejoras salariales y en contra de las condiciones laborales que padecen. Los periodistas por la falta de libertad de expresión. Los empresarios por la asfixia que les imponen para producir. Los estudiantes por reivindicar sus derechos y su futuro. Hasta los militares -especialmente ellos- tienen una razón por la cual protestar: la entrega escandalosa de nuestra soberanía y recursos a los Castro.

Todos en Venezuela tenemos una razón de peso por la cual protestar. Muchas protestas reivindicadoras por diferentes causas sociales tarde o temprano confluirán en una gran movilización reivindicadora -y liberadora- de carácter nacional. Mientras más protestas organizadas, mientras más movilización, mientras más ciudadanía activa es mejor.

Para protestar -no sólo hablo de guarimbas o de quemas- no hace falta que un partido político sea el organizador, hace falta que el pueblo se organice para reivindicar un derecho menoscabado o negado. Todos los ciudadanos tenemos derecho a hacerlo.

Cuando uno tiende a organizarse para protestar la falta de gente frustra a los organizadores. Pero cuando la causa es justa poco a poco la masa crítica crece, se unen más personas y la movilización termina siendo enorme. Lo anterior es infalible, no falla, por eso es fundamental perseverar.

En nuestra Venezuela sobran las causas justas para protestar.

¿Quién lo niega?

 

No te quejes, organízate y protesta

Es importante destacar que las protestas más exitosas son aquellas que se hacen frente a los €œpoderes públicos€, no sólo en los €œespacios públicos€ como plazas, autopistas o avenidas.

Las protestas en espacios públicos terminan afectando al ciudadano, no a los autócratas. A veces son útiles, pero no siempre. Sobre todo cuando el poder es cínico (como el chavista) y no le interesa para nada la molestia social.

En este trance nacional, si queremos acelerar un desenlace liberador, si queremos generar mayor presión social -de calle- y liberar definitivamente a Venezuela de las sanguijuelas castristas, todos debemos organizar y movilizar nuestra crítica.

La lucha es hasta el final. Estamos heridos, cansados, hartos, pero falta poco, muy poco. Hemos llegado hasta aquí con mucho sacrificio y entrega, la resistencia civil y pacífica venezolana ha sido ejemplar. Sigamos.

No te quejes, organízate y protesta, pero hazlo de manera eficaz.