La urgente hora militaré
La urgente hora militaré

La urgente hora militaré

Pese a los escombros

Si alguien ha resistido con dignidad, patriotismo e indoblegable convicción nacionalista la furia chavista ha sido la sociedad civil venezolana. Su arma contra el despotismo, la represión, la corrupción y el cinismo de la dictadura siempre ha sido la misma: resistencia civil y pacífica.
No tengo palabras que puedan abrazar la amplitud estelar con que he aprendido a admirar al sector civil y político del pueblo venezolano que se opuso al chavismo desde el principio.
Se empañan mis ojos cuando pienso en su acierto casi bíblico, los admiro y respeto tanto. Su firmeza cívica, su esperanza incorruptible, pero en especial su amor por Venezuela son tan intensos e ilimitados.
Venezuela existe hoy gracias a la fortaleza moral e integridad con que han opuesto a la perversidad chavista.
Ellos -ustedes, tú- son sin duda lo mejor de Venezuela.

¿Qué pasó con los militares?

Mucho del esplendor venezolano se debe a sus gestas militares. Nacimos como nación porque iluminados y combatientes oficiales como Miranda, Bolívar, Sucre, Páez y Rivas supieron empuñar sus armas en procura de nuestra Independencia. Negarlo es a un tiempo palurdo y cándido.
Yo no lo niego, yo lo admiro.
Hombres de armas, hombres de ideas, hombres visionarios e íntegros fueron los fundadores de Venezuela. Militares valerosos la mayoría de ellos que ofrecieron su vida por nuestra libertad y gentilicio. Sus proezas ensanchan nuestra historia y nos convierten en referencia universal por su grandeza.
¿Qué pasó con aquella fastuosa tradición militar desbordada de virtuosismo y coraje? ¿En qué punto se extravió el sector militar ante la perversión de Hugo Chávez y su corrompido chavismo?
¿Qué pasó con los militares?

Falta de unidad

No todos los militares se han plegado a la perversidad chavista ni se han dejado seducir por su perfidia corrupta, de hecho muchos han luchado contra la peste sociopolítica del siglo XXI: el chavismo, de modo rigoroso y frontal, tanto como lo ha hecho la sociedad civil.
En diferentes ocasiones y de manera en todo caso virtuosa, algunos militares han enfrentado severamente al chavismo. Por haberlo hecho, algunos de ellos han sido defenestrados, perseguidos, encarcelados, torturados y hasta asesinados.
Las primeros y más severos ensañamientos políticos del sátrapa Hugo Chávez fueron contra militares. No olvidemos. Sabía que humillándolo y sometiéndolo al escarnio civil, los aislaría y controlaría con mayor eficiencia.
Los mejores momentos de la oposición venezolana frente al chavismo se han desarrollado cuando las fuerzas civiles y militares se han unido para hacerle frente; los peores, cuando ha habido falta de unidad, no sólo entre militares, sino especialmente entre éstos y el sector civil y político.
Sólo derrotaremos la calamidad chavista si nos unimos, sin ascos ni desprecios, sin remordimientos ni dudas.
Demos el gran paso.

La urgente hora militar

La deuda moral del sector militar también es una deuda histórica: con su memoria, con su gentilicio, con la grandeza de sus gestas y proezas.
Desde 1830 las fuerzas militares venezolanas sólo han combatido a dos ejércitos extranjeros: el cubano de Fidel Castro (1967) y el colombiano de las guerrilleras FARC y ELN. En ambas ocasiones Venezuela y sus dignas fuerzas armadas salieron victoriosas.
Con Hugo Chávez todo cambió, de manera bochornosa e inexplicable se rindió a esas fuerzas comunistas (especialmente a Castro) y entregó el país a nuestros enemigos. Nos traicionó.
La sociedad civil ha enfrentado, a su modo, con protestas y crítica pública esta nefasta realidad y ha sido perseguida, encarcelada o asesinada por hacerlo. No pueden luchar solos. Necesitan ayuda de sus militares. Sólo sangre venezolana ha sido derramada ante la traición chavista.
Es la hora urgente para que los herederos de Bolívar rescaten a Venezuela de las garras enemigas y nos salven.
Es la urgente hora militar.
¡Tu hora!

Invocando la rebelión de la conciencia

Imagino que muchos militares venezolanos escucharon el desproporcionado cinismo de la Sapita Roja, alias Delcy Rodríguez, cuando en la Organización de Estados Americanos dijo que en Venezuela no sólo no había una crisis humanitaria, sino que además estábamos en capacidad de proveer de alimentos y medicinas a otros países.
Discúlpenme las histéricas doñas académicas por mi lenguaje ramplón pero me veo obligado a preguntar en voz alta: ¿Se puede ser tan infamemente hija de puta y mentirosa sin que haya consecuencias morales? ¿Vamos a seguir permitiendo tanta desfachatez y crueldad?
Venezuela ha sido desolada por la acción del chavismo. Todos a nuestro modo, militares y civiles, hemos sido víctimas de este disparate criminal. La trágica realidad invoca con urgencia a la rebelión de nuestras conciencias.
Los civiles están haciendo todo y de todo por hacer que las cosas cambien. Pregunto: ¿Y los militares? Llega el momento crucial de las definiciones. Lo civil no puede enfrentar esta catástrofe a solas; lo militar está en deuda.
Unámonos, articulémonos, obremos juntos por nuestra libertad y por un futuro digno y republicano, lleno de bienestar y prosperidad, en democracia.

El futuro común

Cuando escribo futuro, compatriota militar, amigo, pienso en tu familia y la mía, en nuestros hijos y nietos. Es por ellos por quienes luchamos, es a ellos a quienes debemos nuestras proezas y gestas.
¿Queremos que este país siga siendo regido por narcosobrinos, ladrones, corruptos y déspotas? ¿Queremos que Nicolás, Cilia, Diosdi, Jorge, Delcy, esos traidores, sigan arruinando el futuro de Venezuela, es decir a tus hijos y a los míos?
No, no lo queremos, nadie lo quiere. Sólo ellos -los jefes de la dictadura- a costa de toda una nación y de un futuro común más humano y más libre; de un futuro común más venezolano.
Nuestra misión es liberar a Venezuela, nuestro desafío es hacerlo, militares y civiles, juntos.
Es la única maneraé