€œMe estás oyendo inútil
hiena del infierno€
Paquita la del Barrio
(Rata de dos patas)
El tomatazo como recurso no violento
A diferencia del Mahatma Gandhi, yo no fui educado por ingleses ni por hinduistas sino por franceses, españoles, mexicanos y venezolanos, es decir, por latinos. No aspiro -como he dicho- a la santidad ni al refinamiento, sino a la humanidad más llana. Como latino, mi estilo de lucha noviolento contra el despotismo admite ciertas licencias como mentadas de madre, insultos, sátiras y caricaturas. Ya que no sabemos disparar ni dispararemos jamás, usamos la palabra como tomatazo en el rostro de la degradación chavista.
Me preparo, afino la puntería y lanzo en este suelto mi tomatazo en el rostro del más cínico y siniestro de los chavista: la hiena de dos patas, Jorge Rodríguez.
Acierto en la frente. Me río.
No somos ingleses
Mis amigos, Srdja Popovic y Slodoblan Djinovic, del movimiento estudiantil Otpor, que liberó a Serbia del yugo de Milosevic y que posteriormente han apoyado las revoluciones de liberación no violenta en varios países de Europa del Este y ífrica, me lo han dicho hasta el cansancio: €œustedes los venezolanos quieren ser ingleses en su intento de liberarse de la dictadura chavista, dejan de ser lo que son, desacreditan su esencia latina, rinden culto al opresor y se humillan. Así será imposible erradicarlos.€
Cuando vi a Henrique Capriles estrechar amablemente la mano de la hiena que pervirtió el sistema electoral venezolano, del verdugo oficial de la democracia y celestino del burdel del CNE, del sórdido Jorge Rodríguez, que tanto daño nos ha hecho, comprendí a cabalidad la sentencia de mis amigos.
Si seguimos besando el anillo al verdugo e inclinándole la rodilla como deferencia estaremos jodidos. Muy jodidos. No saldremos de esto. Se entiende la convivencia nacional pero una convivencia que exija, que se rebele a la humillación, que se dé a respetar. No esto.
El radical Churchill
Es inexplicable que Henrique Capriles, por un lado, agreda a María Corina Machado, Leopoldo López, Antonio Ledezma o a Diego Arria porque enfrentan con severidad al régimen, pero por otro le dé la mano cordialmente a la culebra ponzoñosa Jorge Rodríguez. Inexplicable y vergonzoso. Todavía estamos desconcertados.
No sólo le falta el respeto a los millones de venezolanos que votaron por él, se falta el respeto a sí mismo. Se humilla y nos humilla a todos.
En todo caso, de querer emular a los ingleses no actuaría como Chamberlain, sino como Churchill.
Neville Chamberlain se rindió ante Hitler, negoció con él supuestamente para resguardar la paz mundial y la €œseguridad€ de Europa, le dio la mano, colaboró con el plan de la patria nacional socialista alemana, se humillo y humillo la dignidad del pueblo inglés y de Europa, su pésimo cálculo político, su humillación, costó veinte millones de vidas a la humanidad.
En cambio, el radical Churchill, sobrellevando infinitas críticas, desoyendo a las histéricas doñas académicas de la época, dio un paso al frente, dialogó y debatió con el pueblo inglés para buscar la salida de aquello y así salvar a Inglaterra, a Europa y al mundo entero.
No besó anillos, se unió al clamor popular, lo organizó y luchó con fuerza, fe y convicción contra el despotismo de aquella época, hasta vencerlo.
Sangre, sudor y lágrimas por la libertad.
La metamorfosis
La revuelta chavista nos ha permitido observar la metamorfosis física y moral de muchos de sus más despiadados oficiantes. La maldad, la perversión y la intriga de sus almas los convirtió en verdaderos monstruos humanos: Varela, Barreto, Lucena, Carreño, Iglesias y un larguísimo etcétera.
¿Cómo olvidar la aterradora y diabólica transformación que sufrió Chávez en sus últimos meses de vida? Inflamado, calvo, con nariz aguileña y orejas puntiagudas, el sátrapa era la imagen viva del lucifer que nos ha mostrado en sus estampas la tradición judeocristiana.
No sé si la perversión moral sea capaz de producir una reacción endocrina que logre desfigurar a los seres humanos físicamente, pero los líderes chavistas podrían ser objeto de un estudio científico para determinarlo. Su desfiguración ha sido cinematográfica. Lo triste es que así como se desfiguran ellos en lo personal, también están desfigurando, deformando, a Venezuela.
La metamorfosis de Jorge Rodríguez es el vivo ejemplo de ello, su deformación física es apocalíptica. Es una hiena, sorprende que sea capaz, todavía, de andar en dos patas.
El Gregorio Samsa de Franz Kafka se despertó una mañana después de un sueño intranquilo y se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto; el Jorge Rodríguez de Hugo Chávez no estaba en su cama cuando se encontró convertido en hiena, era rector del CNE.
La psiquiatría y el poder
La Comisión Ciudadana de Derechos Humanos (CCHR, siglas en inglés) es una organización no gubernamental dedicada a la investigación y exposición de violaciones de los derechos humanos realizados en el campo de la psiquiatría.
Una de las denuncias más desconcertantes que ha completado, además con minuciosidad historiográfica, razona sobre los peligros que corre una sociedad cuando un psiquiatra (además, psicópata) ocupa una alto rango de poder político, social o económico.
Detrás o al lado de cualquier dictador de derecha o de izquierda o de cualquier terrorista se encuentra un frío y perverso psiquiatra. Hitler lo tuvo; Stalin, Mussolini, Milosevic, Bin Laden, Castro y Chávez también. La fórmula es infalible: dictador y (psicópata) psiquiatra generarán juntos la devastación nacional.
Srdja y Slodoban me hablaron largamente de Radovan Karadzic, el psiquiatra detrás de Milosevic y de la dictadura serbia, las guerras que causó y sus motivaciones psicopáticas. Bin Laden y Al Qaeda también tenían a su psiquiatra: Ayman Al Zawahiri, otro psicópata detrás del poder.
Hugo Chávez tuvo el suyo, Jorge Rodríguez, que lamentable y peligrosamente sigue en el poder. La insensible risa siniestra de Jorge Rodríguez es el estigma que lo marca. Egocéntrico, insensible, malicioso y manipulador, promiscuo y mentiroso, la hiena es el psicópata perfecto del chavismo.
Yo no le doy la mano, yo quiero democracia, yo quiero un mejor país. Prefiero abrazar la virtud de María Corina, la fuerza de Leopoldo, el honor de Antonio y el brío de Diego -quienes dan gloria al bravo pueblo de Venezuela con el ejemplo- antes que saludar a la hiena que pervirtió el sistema electoral y confiscó nuestra democracia.
Pienso en la canción de Paquita la del Barrio, en la necesidad de ser honestos y coherentes con nuestros sentimientos, pero pienso más que nada en la lucha noviolenta que está por venir.
No somos ingleses, somos latinos y un tomatazo nunca está de más. Yo soy radical porque me resisto a rendirle pleitesía a los hombres y mujeres que han devastado a este país y porque me uniré a todo aquel que entienda que para lograr la paz y la seguridad debemos de luchar y erradicar a las hienas del poder.
¿Tú eres timorato o eres radical?