Imaginar…
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Imaginar…

El ardor del vino

Borrachísimo, como el curso de la historia contemporánea de Venezuela –¿quién no lo ha estado?– abordo este texto. No miento, no me interesa mentir, no hace falta. He tomado lo suficiente como para escribir absorto de mí mismo y permitir que por mí hable la imaginación y el arrebato. ¿Me importa lo que digan? Obviamente no, no pueblo el mundo para complacer a desconocidos. Me interesas tú, sí tú, sólo tú, porque entiendes y vives con intensidad desbordada nuestro sueño de libertad. Somos aliados en este instante de la historia de la civilización.

¿Te emborracharías conmigo? ¿Cantarías a Simón Díaz y a Montaner en el ardor del vino? ¿Imaginarías la libertad en mis brazos y entre gritos de amor por Venezuela?

Sé que sí, nuestro delito es imaginar una mejor América.

Entre Biden y Trump, la decadencia

Para qué escribir sobre “algo” si lo que sucede en Venezuela es la “nada”. La predecible administración Biden, tan patética como diletante, abraza al socialismo, a Cuba y libera al hijo –sobrino, es el mismo lodazal– de Cilia Flores. Es decir, el país más elevado y excelso de la historia de la humanidad decae, patéticamente decae. Son tan predecibles como bobos. ¿Ahora resulta que el delirante Trump tenía razón…, tiene razón? Entre Biden y Trump, la decadencia.

Imagino a Maduro, peón de la crueldad, y a Jorge Rodríguez, hiena del cinismo, disfrutando la incoherencia política de la Casa Blanca. Lo imaginó.

Pero no me preocupo, porque también imagino nuestra libertad.

Un favorcito deplorable

Cuando algunas organizaciones no gubernamentales (ONGs) norteamericanas decidieron desatender recomendaciones de activistas y expertos y, rompiendo protocolos de seguridad, pidieron al criminal régimen chavista algunas concesiones para evadir sanciones y negociar acuerdos de cohabitación y supervivencia entendí –previsible, muy previsible– que la administración Biden estaba extraviada, no tiene idea de qué hacer con Venezuela y Latinoamérica. Le pide a otros un favorcito deplorable. La manipulación de la opinión pública es vergonzosa.

No entienden que lo que tienen que hacer, si no desean que ya no sólo el continente, sino además los Estados Unidos se conviertan al comunismo es luchar, desafiar y derrotar al chavismo.

¿Lo hará? No, no lo hará. Son parte de la nada.

La evidencia trágica

El socialismo, el narcotráfico y el terrorismo ya están en los Estados Unidos, ebrios, como nosotros, del delirio clientelar que significa controlar al mundo con desfachatez y cinismo. El grupete en el Congreso norteamericano que defiende a Maduro, Cuba y Nicaragua lo demuestran. Algo impensable hace tan solo veinte años hoy es una evidencia trágica de la decadencia estadounidense. La lucha ya no es sólo en la mágica Latinoamérica, es en Washington.

Tú y yo tendremos que luchar más duro, imaginando, creando y activándonos (activistas, palabra maravillosa) para desafiar aún más a la plaga chavista. Está en todas partes.

¿Lo haremos? Claro que sí, estamos en eso. Nosotros sí representamos algo.

¡Salud!

Es bueno escribir y crear no desde el dolor, sino desde el frenesí y entusiasmo de quien sabe que lucha por una mejor civilización sin hacer daño a otros. Tú y yo estamos en esa causa, lo nuestro es idealismo activo. Nuestra mejor arma es la imaginación. Nos emborrachamos, sí, pero para cantar, enaltecer e imaginar mejores mundos, no para destruirlos. No tenemos miedo ni nos encogemos ante el reto que afrontamos. Lo nuestro es convicción pura y ruda.

Estamos conscientes, en el ardor del vino, de que daremos la batalla, la estamos dando; no callaremos, pese a la decadencia americana, seguiremos desafiando al chavismo.

¡Salud!