El 4 de febrero de 1992 en la madrugada, como las ratas, Hugo Chávez y sus secuaces: Carreño, Rodríguez Torres, Chacón, Cabello, entre otros, masacraron a mansalva a centenares de venezolanos con dos mortales golpes de Estado. Los asesinaron fríamente con disparos en la cabeza, en el corazón o por la espalda. Fue un exterminio. La sangre venezolana fue derramada por los chavistas, querían llegar al poder, querían dominar a coñazo limpio al país, ocultaron que eran socialistas, encubrieron su hambre de dinero y poder, fueron hienas disfrazadas de corderos.
Todos esos crímenes quedaron impunes. Rafael Caldera perdonó a los asesinos en serie del chavismo y permitió además que pudieran optar por cargos públicos. Chávez, carismático pero profundamente vil y mentiroso, logró conquistar la rabia y el resentimiento de muchos venezolanos ingenuos que votaron por él y llegó a la presidencia. Más nunca la dejaría, ni muerto.
Cambió la Constitución y las instituciones. Sembró odio, persiguió y encarceló opositores. Robó y permitió que su manada de malandros robara. A todo quien lo criticó lo asesinó moral o físicamente, los desterró o silenció con torturas. Creó un Estado de terror y criminal de lesa humanidad. Descuartizó a la democracia. Para cada ocasión tuvo una cara: el rencoroso, el malandro, el ladrón, el asesino, el cantante, el pacificador, el dadivoso, el torturador, el militar, el cínico, el mentiroso, el capitalista, el socialista. Todas sus jetas quedaron inmortalizadas en unos ojitos que sintetizan, tal como lo hiciera la esvástica nazi, la peor tragedia vivida por nación alguna en las Américas desde que nos independizamos de los imperios europeos.
Chávez y su socialismo del siglo XXI convirtieron al país más próspero y democrático en una ruina apocalíptica, millones de venezolanos huyeron del país buscando una vida más digna. Fue peor que la lepra y la peste bubónica, peor que el cólera y que cualquier calamidad que haya conocido en Venezuela. Fue el origen de la epidemia más calamitosa y mortal que hayamos sufrido los venezolanos, fue el origen de la peste chavista.
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¡Viva la conciencia! ¡Viva la libertad! ¡Viva Venezuela!