Pena de muerte para Gustavo Tovar
Ni golpean ni muerden
La dictadura chavista -esa lepra histórica- ha vuelto a atacarme.
Nada nuevo ni extraño, los ataques son señales claras de que avanzamos: los perros y las perras ladran. Sobre todo si tienen pánico o hambre y en Venezuela los perros dictatoriales sufren mucho de ambos.
Lo he dicho antes: nos golpearán como quien golpea el agua, hasta que se les canse el brazo; nos morderán como quien muerde el aire, hasta que se despedacen sus colmillos.
Nuestra lucha es espiritual y al espíritu ni se le golpea ni se le muerde, el espíritu siempre resiste, se impone y prevalece.
Y el espíritu de nuestra lucha está intacto, ante cada arremetida se ensancha y crece.